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martes, 13 de marzo de 2012

Anne-Sophie Mutter: Jean Sibelius – Violin concerto/Serenades/Humoresque



Anne-Sophie Mutter: Jean Sibelius – Violin conceerto/Serenades/Humoresque (1996)
1CD | EAC Rip | FLAC(tracks) + CUE | 211 MB
Genre: Classical Violin | Label: Deutsche Grammophon

CD:
Violin Concerto in D minor, Op.47
1. Allegro moderato [15:57]
2. Adagio di molto [8:26]
3. Allegro, ma non tanto [7:15]
Two Serenades, Op.69
4. Andante assai, Op.69 No.1 - in D major [6:36]
5. Lento assai, Op.69 No.2 - in G minor [6:57]
6.Humoresque no.1 in D minor, op.87 no.1 for violin and orchestra [3:33]

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Muchas gracias a todos.

KARL.


sábado, 14 de enero de 2012

Sibelius - Karelia Suite, Scenes Historiques ...2006


Sibelius - Karelia Suite, Scenes Historiques ...2006

Gothenburg Symphony Orchestra, Neeme Järvi 
 Label: Bis, ASIN: B000K2UF1W
Formato audio: mp3 + m3u , Bit Rate: 320 kbps (VBR..) 124 MB

CD


01] Karealia Suite, Op.11 - Intermezzo
02] Karealia Suite, Op.11 - Ballade
03] Karealia Suite, Op.11 - Alla Marcia
04] Scènes Historiques, Set I, Op.25 - All'overtura
05] Scènes Historiques, Set I, Op.25 - Scena
06] Scènes Historiques, Set I, Op.25 - Festivo
07] Athenares Sang, Op.31 No.3
08] Tulen Synty, Op.32
09] Vapautettu Kuningatar, Op.48
10] Rakastava, Op.14 - The Lover
11] Rakastava, Op.14 - The Path Of His Beloved
12] Rakastava, Op.14 - Good Evening!...Farewell!
13] Andante Festivo, Js 34B

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Johan Julius Christian Sibelius fue un compositor finlandés de música sinfónica del siglo XX. Nació el 8 de diciembre de 1865 en Hämeenlinna (Imperio ruso, actual Finlandia) y falleció el 20 de septiembre de 1957 en Järvenpää (Finlandia).
Considerado un excepcional artista en Finlandia, desempeñó una función determinante entre finales del siglo XIX y principios del XX en la creación de un estilo musical propio dentro del género. Sobre el valor de su obra, hay posiciones muy encontradas: mientras el crítico y teórico alemán Theodor Adorno le considera un compositor amateur y anticuado, el compositor húngaro Béla Bartók lo sitúa entre los grandes autores de su época.

Sibelius fue parte de la ola de compositores que aceptaron las normas de composición de fines del siglo XIX. Como muchos de sus contemporáneos, apreció a Wagner, pero sólo por un tiempo, y finalmente eligió un patrón musical diferente. Pensando que la ópera sería el centro de su carrera, Sibelius inició el estudio de las partituras wagnerianas, Tannhäuser, Lohengrin, y La Valquiria. Luego partió al festival de Bayreuth, donde escuchó Parsifal, que tuvo profundo efecto en su espíritu. Escribió a su esposa poco después: «Nada en el mundo me ha impresionado tanto. Ha movido las cuerdas más profundas de mi corazón».
Después de esta experiencia, Sibelius comenzó a trabajar en su ópera Veenen luominen. Sin embargo, su aprecio por Wagner disminuyó, y pronto rechazó la técnica del leitmotiv, aduciendo que era demasiado explícita y calculada. Dejada de lado la ópera, el material musical de la incompleta Veenen luominen, se convirtió posiblemente en la Suite Lemminkäinen (1893).
Otras influencias importantes fueron Ferruccio Busoni y Chaikovski. La de este último es particularmente evidente en la sinfonía coral Kullervo (de 1891), así como en su Primera sinfonía, y más tarde, en su Concierto para violín (de 1903).

Progresivamente se alejó de los condicionamientos formales de la sonata, y en lugar de temas de múltiple contraste, se enfocó en la idea de células continuas y fragmentos culminando en una gran presentación. En este aspecto, su obra puede ser vista como de desarrollo continuo, con permutaciones y derivaciones temáticas que conducen la obra hacia el final. La síntesis es tan completa que podría pensarse que comenzó componiendo el final y luego trabajó hacia atrás.
Sibelius intentó simplificar radicalmente la construcción interna de la música. Como a Antonín Dvořák, esto le llevó a buscar melodías con un identificable carácter nacional. Sin embargo, Sibelius realizó un acercamiento único y personal a las técnicas de desarrollo compositivo.
Hubo un punto importante en la carrera de Sibelius, en que rechazó las influencias tempranas, lo que le permitió libertad para componer con las melodías evolutivas y formas musicales orgánicas, que se convirtieron en la base de sus últimos trabajos.
Esto significó un abierto contraste con el estilo sinfónico de Mahler. Mientras que ambos apreciaban la economía de la variación, el estilo de Mahler fue mucho más divergente, con abruptos contrastes temáticos en lugar de mezclarlos lentamente para generar algo diferente. Sibelius cuenta sobre el particular una conversación con Mahler:
Dije que admiraba la severidad estilística de las sinfonías, y la lógica profunda que creaba una conexión entre todos los motivos. La opinión de Mahler fue justamente lo contrario: «No, una sinfonía debe ser un mundo, debe abarcar todo».
Sibelius-

Muchas gracias a todos.

KARL.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Jean Sibelius - Complete Symphonies - Volmer .... (2010)



Jean Sibelius - Complete Symphonies - Volmer (FLAC) (2010)
EAC Rip ... Flac(tracks) - cue - log .. 1.18 GB .. 4 CD .. Full Scans
Genre: Classical

CD
Sibelius: Symphonies Nos. 1-7 (complete)

Symphony No. 1 in E minor, Op. 39
Symphony No. 2 in D major, Op. 43
Symphony No. 3 in C major, Op. 52
Symphony No. 4 in A minor, Op. 63
Symphony No. 5 in E-flat major, Op. 82
Symphony No. 6 in D minor, Op. 104
Symphony No. 7 in C major, Op. 105
Finlandia
Valse triste, Op. 44 No. 1
Violin Concerto in D minor, Op. 47

Adelaide Symphony Orchestra
Adele Anthony, violin
Arvo Volmer, conductor

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CD 1: PART 1 / CD 1 PART 2
CD 2  PART 1 / CD 2 PART 2
CD 3  PART 1 / CD 3 PART 2
CD 4  PART 1 / CD 4 PART 2


ESTAMOS TRABAJANDO PARA ENLAZAR DE NUEVO TODOS LOS LINKS QUE SE HAN PERDIDO, DISCULPEN LAS MOLESTIAS










Al gran compositor finlandés Jean Sibelius (1865-1957) se le conoce fundamentalmente por sus obras maestras orquestales: siete sinfonías, un concierto para violín y media docena de grandes poemas sinfónicos; por su vínculo emocional con las leyendas y la poesía épica finlandesas, y por el hecho de que dejó virtualmente de componer hacia 1930, aunque siguió viviendo, casi siempre con buena salud y en plenitud de sus facultades mentales, hasta la provecta edad de noventa y dos años. Las diversas biografías y las numerosas notas al programa que he leído en el curso de muchos años pertenecen por igual a las categorías de la hagiografía y la biografía. Los escandinavos, los europeos, los orientales y los americanos parecen todos fascinados por el espectáculo de un genio musical del siglo XX que prestó escasa atención a la atonalidad y a la escala dodecafónica, y que se ocupó, en cambio, una y otra vez de las sagas folclóricas y de la música de sus antepasados.
En capítulos que resultan a veces difíciles de seguir en sus secuencias y razonamientos específicos, pero que logran de forma acumulativa un retrato muy convincente del desarrollo de un genio singular, Goss ofrece al lector un gran caudal de información sobre todos los aspectos de la evolución personal de Sibelius. Como era muy habitual en la Finlandia del siglo XIX, su familia estaba integrada por una mezcla de suecos y finlandeses (sentirse «finlandés» era algo que dependía más del hecho de que las dos nacionalidades compartieran la religión luterana y las adaptaciones al clima ártico, con la consiguiente dedicación a la caza y a la pesca, que de compartir la fluidez en una única lengua). Los Sibelius eran profesionales y gente de negocios, y los padres de Jean confiaban en que él ejerciera de abogado, pero también cedieron sin problemas ante las opiniones vertidas por un abuelo paterno de Jean y de un tío empresario que era, asimismo, un violinista capaz: ambos se mostraron seguros de que su hijo tenía todos los visos de llegar a ser un músico extraordinario.
El muchacho poseía un gran don para la amistad, sin ningún afán de intentar imponerse. Su hermano pequeño Christian, que sería médico, el artista Axel Carpelan y el director de orquesta y compositor Robert Kajanus se convertirían en amigos de por vida y desempeñarían un papel importante tanto en el pensamiento como en la carrera profesional de Jean. Entre los dos inviernos de los estudios que realizó becado en Berlín y Viena, Jean inició su relación con Aino Jarnefelt, que tenía por entonces sólo dieciséis años. Era hija de una familia de una posición social más elevada que la de los Sibelius y que también abrigaba unos sentimientos más políticamente finlandeses. Aunque el músico se refirió a menudo a su compromiso como un «amor a primera vista», parece también que Aino tuvo que ir en su busca después de que regresara de Alemania, y además de darle posteriormente seis hijas tuvo que soportar también ocasionales infidelidades, y que abusara continuamente del alcohol. Sibelius dejó de beber y volvió a las andadas en varias ocasiones durante su vida de casado, pero su impresionante longevidad, la mayor parte del tiempo con buena salud, parece dar fe de la fortaleza de su constitución y de su capacidad para autocontrolarse cuando así se requería.
Desde la época de sus estudios en Berlín y Viena (1880-1881) hasta aproximadamente 1900, el joven compositor estuvo viviendo con una rica mezcla de influencias wagnerianas, beethovenianas y brucknerianas, así como con un profundo interés por la poesía y la música folclóricas de Karelia, sumido en un constante debate tanto consigo mismo como con sus amigos pertenecientes a la élite intelectual sobre cuáles eran las formas musicales que deberían darse a sus compilaciones de melodías folclóricas y a su propio y excepcional talento para la melodía. (Uno de los objetivos de la investigación llevada a cabo por Glenda Goss ha sido descubrir hasta donde ha sido posible qué temas de su primera obra de grandes dimensiones, la sinfonía Kullervo (1891), procedieron de los estudios de campo llevados a cabo por el propio Sibelius en Karelia y cuáles fueron de su propia invención.) Sea cual sea la respuesta en relación con Kullervo, no hay duda de que las memorables melodías que han hecho que obras como El cisne de Tuonela, En Saga y Finlandia se hayan convertido en piezas predilectas en todo el mundo fueron creaciones salidas de la imaginación de Sibelius.
El período comprendido entre 1900 y 1914 fue menos feliz para Sibelius de lo que lo había sido la década anterior. La Finlandia de su juventud había sido gobernada por el imperio ruso, que había adquirido Finlandia a Suecia como un ducado en parte autónomo a comienzos del siglo XIX. Durante la mayor parte de ese siglo la política rusa fue bastante benigna y la economía finlandesa floreció en sus relaciones comerciales tanto con Rusia como con la Europa central y oriental. Pero el siglo XIX en Europa fue también una época de un creciente nacionalismo político-cultural, con exigencias de educación primaria universal en el idioma y la cultura tradicional del grupo étnico dominante en países con una población muy variopinta.
En la primera década del siglo XX, el régimen zarista tomó medidas drásticas contra los marxistas y otros movimientos obreros de izquierdas que estaban surgiendo en Finlandia y se produjo un aumento constante de la tensión en el marco de la polémica sobre si los finlandeses patrióticos debían hablar tanto finés como sueco, o si el finés debía convertirse en el único idioma oficial. Sibelius era un miembro muy inteligente y cultivado de una familia de clase media. Había publicado también un gran número de hermosas canciones, la mayoría de ellas a partir de poemas en sueco, y se expresaba con más fluidez en sueco que en finés.
En cualquier caso, nunca había pensado en el idioma como un factor de división cultural. En las numerosas rifas musicales para las que había compuesto música en la década de 1890, había pensado que lo que estaba haciendo era contribuir al contenido colectivo, voluntario, artístico, arquitectónico y musical de la vida pública finlandesa; no había pensado mucho en luchas de clases o en rivalidades lingüísticas. Uno de sus poemas sinfónicos (sin texto, pero titulado La Patrie) había conocido un éxito inmediato en 1899 y se había convertido casi de inmediato en una especie de segundo himno nacional con el título de Finlandia. Hasta hoy mismo, para todos los finlandeses y para muchas otras personas de todo el mundo, Finlandia constituye la máxima expresión del amor de Sibelius por su país, su cultura y sus gentes.
Pero en la primera década del siglo XX, y especialmente en 1917-1918, con la declaración de la independencia finlandesa y la guerra civil de tres meses de duración, la población había pasado a estar tremendamente dividida en función de la clase social y la nacionalidad: trabajadores socialistas y comunistas contra una clase media conservadora, y finlandeses étnicos contra suecos étnicos. Desde el triunfo explosivo de Finlandia, Sibelius supo muy bien que se había convertido en el símbolo personal nacional, e internacional, del pueblo finlandés. Pero nunca había deseado ser el representante político de ningún régimen autoritario. Sus orígenes personales eran más suecos que finlandeses, y sus simpatías se decantaban decididamente del lado de la clase media en contraposición bien a los militares, bien a los proletarios (ambas fuerzas predicaban la etnicidad y el idioma finlandeses para la recién proclamada república independiente).
Una de las tesis más contundentes de la presente biografía es que la guerra civil destruyó las esperanzas que Sibelius tenía depositadas en una Finlandia verdaderamente democrática y culturalmente tolerante, y sin embargo, en la época del fascismo, el comunismo, los nacionalismos autoritarios y dos guerras mundiales, y con una mujer y unos yernos que estaban situados políticamente a la derecha de sus propias ideas, no pudo rechazar el papel simbólico que le había venido impuesto poco antes de esas guerras y esas doctrinas y regímenes autoritarios. La presente biografía contrasta de forma devastadora la valía musical de sus poemas sinfónicos y sus sinfonías con la insulsez de diversas canciones y marchas que alumbró para acontecimientos públicos en años posteriores.
Volviendo a los aspectos positivos de la vida del compositor, son cuatro los factores que, en mi opinión, sobresalen como los más relevantes de la docena o más examinados por la presente biógrafa. Uno es que en la década de 1890 el compositor, que acababa de saborear las mieles del éxito, estaba preguntándose constantemente sobre cómo habría de verse influida la composición de música por el ritmo y la fuerza de los antiguos textos poéticos que estaban inspirando esa música. El segundo factor es su experiencia de componer siete maravillosas sinfonías entre 1899 y 1925. Todas ellas son tan cálidas y emocionalmente diversas como sus piezas relacionadas con las rifas y las obras orquestales con inclusión de voces de la década de 1890. Pero en las sinfonías sentía una necesidad de liberarse por completo de la inspiración literaria directa: lograr una estructura y una expresión emocional en términos puramente musicales.
Sus grandes modelos en el marco de este empeño fueron Beethoven y Bruckner. En sus años de estudiante había quedado también enormemente impresionado por las óperas de Wagner que vio en Viena y Berlín. Conscientemente o no, adoptó varios de los característicos empleos wagnerianos del metal, e intelectualmente compartía abiertamente el interés de Wagner por la literatura y la música folclórica de sus compatriotas (aunque no su antisemitismo). Sin embargo, en la década de 1890, cuando su reputación y, por tanto, sus ingresos, dependían casi enteramente de proporcionar música para textos poéticos o dramáticos, estaba también pensando constantemente en maneras de crear una música puramente instrumental. Y a la hora de componer sinfonías, Sibelius acudió principalmente en busca de guía a Beethoven y Bruckner (y quizá también a Tchaikovsky cuando se escucha su Primera Sinfonía).
El tercer factor fue la circunstancia de tener que afrontar una enfermedad mortal, un tumor de garganta que resultó ser benigno pero que implicó someterse a una dolorosa cirugía, un largo período de recuperación y abstenerse por completo de beber alcohol, una prohibición que Sibelius consiguió cumplir durante siete largos años. La Cuarta Sinfonía, que destaca por su atmósfera de ansiedad, y por numerosos pasajes ásperos y ascéticos, refleja seguramente esa experiencia y sus efectos secundarios. El cuarto, y enormemente positivo, factor de mi lista fue su breve y absolutamente triunfal viaje a Estados Unidos en la primavera de 1914. Conoció a la flor y nata de la cultura musical norteamericana de Boston, Nueva York y de la capital del país. Lo llevaron a ver las cataratas del Niágara, que lo impresionaron como la experiencia individual más religiosa de su viaje, y recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de Yale. Pensó que las orquestas estadounidenses eran más receptivas a su batuta que las formaciones europeas y disfrutó con la calidad de la cultura democrática de clase media con la que quizá seguía soñando para Finlandia.
Al final del viaje escribió en su diario que había hecho todo por Finlandia. De vuelta en su país sintió un torrente de energía para concluir su Quinta Sinfonía, la más alegre y por la que más fluye la energía de las siete. Esa sinfonía, al igual que muchas de las grandes obras del compositor, habría de ser revisada tras su estreno en 1915 y no recibiría su forma definitiva hasta 1919. Su último tema representaba en la imaginación de Sibelius un vuelo triunfal de cisnes blancos, no el cisne de Tuonela que había simbolizado antes la muerte, sino los espléndidos cisnes blancos que podían disfrutarse día tras día en Finlandia, aves extraordinarias cuya aparición y cuyos movimientos amaba como sólo podía amarlos alguien nacido para rendir culto a la Naturaleza.
Si la Primera Guerra Mundial, y el establecimiento de una república finlandesa independiente, se hubiera visto seguida de varias décadas de paz, y de una auténtica libertad política, Jean Sibelius podría haber continuado muy felizmente como un símbolo público de la independencia cultural y política finlandesa. Entre 1919 y 1926 completó, de hecho, sus dos últimas sinfonías, así como el imponente e inigualable poema sinfónico Tapiola (El dios del bosque), tres logros absolutamente dignos de sus treinta años anteriores como compositor. También escribió música incidental muy apropiada para diversas producciones teatrales, pero cada vez resultaba más evidente que el maestro había perdido su gran impulso creador. Al gran número de directores de orquesta que estaban esperando ansiosamente su Octava Sinfonía les respondía enigmáticamente a todas sus preguntas sobre la fecha en que quedaría completada. Aparecía en público en ocasiones ceremoniales, repitiendo los diversos lugares comunes que salían de la boca de los políticos de turno. En la década de 1930 Finlandia se vio atrapada entre las presiones del régimen estalinista hacia el Este y los regímenes fascistas, nazi y contemporizadores de Europa central y occidental. Heroica pero infructuosamente, el país resistió las exigencias soviéticas en 1939-1940 para modificar las fronteras, tal y como deseaba Stalin. En un estadio posterior de la guerra, el Gobierno, fuertemente conservador, fue discretamente proalemán hasta que resultó evidente que Hitler iba a perder la guerra.
No sabemos ni tenemos detalles sobre lo que pensó Sibelius durante esos años. Los contactos de su familia conservadora y su ocasional papel simbólico le obligaron a apoyar verbalmente a la derecha. Pero Glenda Goss, que ha tenido acceso a toda la documentación disponible, cuenta lo que para ella fue un hecho decisivo que se produjo durante la Segunda Guerra Mundial. Sibelius sintió claramente que su papel «era permanecer con su pueblo y soportar los temores y las privaciones sufridas por todos los finlandeses. Como Aino [su esposa] comentó incrédulamente cuando empezaron a llover ofertas para que se refugiara en otro país, “esos extranjeros no acaban de entender que un finlandés no abandona su patria en un momento de peligro”. Un día, durante aquellos años terribles, Sibelius entró decididamente en el comedor de Ainola con una cesta llena de manuscritos en sus brazos. Se dirigió a la chimenea, en la que las llamas calentaban suavemente sus verdes baldosas. Con macabra determinación, empezó a lanzar las hojas al fuego. Es imposible conocer exactamente todo lo que destruyó ese día. Muchos piensan que la Octava Sinfonía desapareció en medio del humo, ya que apenas se han encontrado vestigios de ella. Aino recordó que había algo más: páginas salvajemente arrancadas de la música de Karelia. Entre ellas estaban las que contenían Vart Land (Nuestro país). […] Este fuego no fue una destrucción con vistas a volver a crear, como había hecho Miguel Ángel con su Pietà de Florencia. Este fuego fue una destrucción para borrar los restos de una visión y que dejara de formar una unidad y para expresar su furia, su furia contra el destino que le había dado tanto y que le había arrebatado tanto» (pp. 437-438).
Vart Land fue uno de los primeros documentos musicales del nacionalismo cultural finlandés. Escrita e interpretada por estudiantes radicales durante la revolución de 1848, se trataba de una obra compuesta por un compositor étnico finlandés, Frederik Pacius, que ponía música a un poema del poeta finlandés de origen sueco Johan Ludwig Runeberg: la letra y la música celebraban la belleza de Finlandia y el carácter admirable de sus gentes. En 1891, el entonces joven compositor Sibelius la había reelaborado para su uso en varias de las rifas que se celebraban con objeto de recaudar fondos para diversos proyectos culturales. Por una vez no albergó ninguna duda de que en los terribles años de la Segunda Guerra Mundial, Sibelius, con su gran inteligencia y con las esperanzas que abrigó durante toda su vida para la cultura finlandesa y para la democracia política, se vio impelido por la pena y la rabia destructiva a quemar los testimonios de esas esperanzas nacionales que habían dado un sentido espiritual a su vida como compositor.
Glenda Goss, una excelente musicóloga y experta en Sibelius, nos ha ofrecido una biografía escrupulosamente documentada y de una gran riqueza intelectual de un compositor extraordinario cuya obra se vio interrumpida por los horrores del fascismo y el comunismo al verse afectado por ellos un pequeño país de alrededor de cuatro millones de habitantes.


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Gabriel Jackson, «El gran silencio de Jean Sibelius»
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**** SIBELIUS. A COMPOSER’S LIFE AND THE AWAKENING OF FINLAND
The University of Chicago Press, Chicago y Londres /Gabriel Jackson especialmente para Revista de Libros

Gabriel Jackson (Nueva York, 1921) es un historiador e hispanista estadunidense, de familia hebrea, se graduó en Historia y Literatura en 1942 en el Harvard College y se doctoró en la Universidad de Toulouse con una tesis sobre el regeneracionismo de Joaquín Costa. Es considerado autoridad en el periodo de la Segunda República Española y la Guerra Civil Española. Reside junto a su hija en el estado de Oregón tras vivir 26 años en Barcelona.
También reflexionó sobre los problemas económicos de entreguerras, el auge del fascismo y el conflicto entre democracia y totalitarismo. Entró en contacto, por casualidad, con la cultura española a causa de los exiliados republicanos en México, en la década de 1940. Recibió el Premio Elio Antonio de Nebrija (2003). En 1997, Jackson dio su apoyo al Foro Babel, colectivo centrado en la defensa de un mayor uso del castellano en Cataluña, en el que se alinearon también Albert Boadella, Rosa María Sardà y Rosa Regàs.




viernes, 15 de abril de 2011

Karajan Gold Record Series ( 32 CDs )



Karajan Gold Record Series (32 CD, APE)... Conductor: Herbert von Karajan / Number of Discs: 32/ Format: APE (image+cue) / Label: Deutsche Grammophon / Size: 7.35 GB / Recovery: +3% / Scan: yes.

CD:
Beethoven
9 Symphonies

Brahms
Concerto for Violin and Orchestra in D major op.77
Concerto for Violin, Violoncello and Orchestra in A minor op.102

Bruckner
Symphony No.7

Debussy
La Mer
Prelude a L’apres midi d’un faune

Ravel
Pavane pour une infante dеfunte
Daphnis et Chloe
Bolero
Rapsodie espagnole

Dvorak
Symphony No.9

Grieg
Peer Gynt Suite no. 1 op. 46
Peer Gynt Suite no. 2 op. 55
From Holberg’s Time op. 40
Sibelius / Valse triste Op.44 (Lento)
Sibelius / The Swan of Tuonela Op. 22 No. 3
Sibelius / Finlandia Op. 26

Haydn
Symphonies no.94 & no.101

Holst
The Planets op.32

Mahler
Symphonie Nr. 9

Mozart
Great Mass in C Minor
Requiem d-moll Kv. 626

Mussorgsky
Bilder einer Ausstellung

Strauss, Richard
Also Sprach Zarathustra
Don Juan
An Alpine Symphony
Don Quixote
Till Eulenspiegel
Ein Heldenleben

Saint-Saens
Symphony No.3

Schumann
Piano Concertos

Shostakovich
Symphony no. 10 in E minor

Tchaikovsky
Romeo and Juliet
The Nutcracker
Symphony No. 4
Symphony no. 5
Symphony no. 6

Verdi
Requiem

Wagner
Tannhau-ser und der Sangerkrieg auf der Wartburg
Tristan und Isolde
Die Meistersinger von Nurnberg

DOWNLOAD:


CD 01-1 /CD 01-2 /  CD 01-3 / CD 01-4 /CD 01-5 / CD 01-6 / CD 02 / CD 3 / CD 4 / CD 5 / CD 6 / CD 7 / CD 8 / CD 09-1 / CD 09-2 / CD 10 / CD 11 / CD 12 / CD 13 / CD 14 / CD 15 / CD 16 / CD 17 / CD 18 / CD 19 / CD 20 / CD 21 / CD 22 / CD 23 / CD 24-1 / CD 24-2 / CD 25




En esta serie, con mejoras del proceso digital que ocurren después de la muerte de Karajan se aplicaron para mejorar las grabaciones del propio Maestro. Treinta las liberaciones derivadas de la era digital que a principios fueron remasterizadas para esta serie especial con la Dirección General de la tecnología de la imagen original-bit de procesamiento. Originalmente fueron emitidas entre 1993-1995. "

Muchas gracias a todos.

KARL.


viernes, 28 de mayo de 2010

Jean Sibelius ...Finlandia Valse Triste Tapiola


Jean Sibelius .. Finlandia ... Valse Triste ..Tapiola

 APE ..  1CD ..  176MB... DATE 1984

Composer: Jean Sibelius
Conductor: Herbert von Karajan
Orchestra: Berliner Philharmoniker

CD:

1. Finlandia Op. 26 Tondichtung (Tone-Poem)
2. Der Schwan Von Tuonela Op. 22 No. 2 (The Swan Of Tuonela)
3. Valse Triste Op. 44
4. Tapiola Op. 112 Tondichtung (Tone-Poem)


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la lectura de Karajan de Finlandia no es una declaración grandilocuente del nacionalismo finlandés, sin embargo, tiene el peso y la dignidad con mucho énfasis en el bajo y el sonido gloriosamente opulento de la orquesta.

Las otras tres obras en forma magistral y vívidamente capturado con la imaginación. Una buena adición a las grabaciones de Karajan Sibelius.

QUE LO DISFRUTEN !!



Jean Sibelius ..


(Tavastehus, 1865 - Järvenpäa, 1957) Compositor finlandés, iniciador de la escuela moderna de composición musical de su país. Huérfano de padre desde los tres años de edad, pertenecía a una familia de ascendencia sueca, por lo que en su hogar se hablaba en este idioma. Más tarde aprendió finlandés en la escuela y se interesó más profundamente por diversos aspectos de la cultura de su país, que hasta 1917 pertenecía a Rusia. Adquirió sus primeras nociones de piano de la mano de su tía Julia, y más tarde, en 1885 comenzó sus estudios de derecho en la Universidad de Helsinki, para abandonarlos un año más tarde y así poder centrarse en la música. Estudió composición con Wegelius y violín con Csillag en la capital finesa hasta 1889. Wegelius descubrió rápidamente las grandes dotes musicales del joven Sibelius, que por aquellos años ya había compuesto obras entre las que se encuentran un Trío para piano en Do mayor y una Sonata para violín en Fa mayor. Durante su época como estudiante en el Conservatorio de Helsinki, Sibelius entró en contacto con algunas de las personas que más tarde influirían tanto en su vida como en su obra: el pianista y compositor Ferruccio Busoni y el también compositor Armas Järnefelt, con cuya hermana se casaría Sibelius años más tarde.
Fue su profesor Wegelius quien le animó a pedir una beca de estudios para Berlín y, al serle concedida ésta, se trasladó a la ciudad alemana en septiembre de 1889. Allí estudió composición de forma privada con Albert Becker y, si bien no quedó muy contento con las enseñanzas que recibió de él, sí que disfrutó intensamente de la vida cultural berlinesa. En verano del año siguiente volvió a Finlandia, donde escribió su Cuarteto de cuerda en Si bemol mayor. De nuevo obtuvo una ayuda del gobierno de su país para estudiar en el extranjero, y esta vez fue Viena la ciudad elegida. Allí se formó con Robert Fuchs y con el húngaro Karl Goldmark y fue en la capital austriaca donde comenzó a centrarse en la escritura para orquesta gracias a la influencia de las obras de Bruckner y Wagner.

Su primer proyecto de resonancias nacionalistas fue Kullervo, una composición de ideas melódicas finlandesas y de tono oscuro y grave. La obra fue concebida en Viena y finalizada tras regresar a su país natal en 1891. Su exitoso estreno se produjo al año siguiente en Helsinki. En esa época, Sibelius se unió al movimiento carelianista, un grupo de artistas interesados en profundizar en las raíces de Finlandia por medio del estudio de la epopeya nacional o Kalevala. En 1892 compuso otra obra de inspiración finesa: el poema sinfónico En saga. Ese mismo año se casó con Aino Järnefelt y realizó un viaje a la región de Carelia, donde tuvo oportunidad de transcribir melodías populares de la zona.En la década de los años noventa nacieron sus primeras tres hijas y, en 1892, debido a las necesidades económicas de su familia, Sibelius comenzó a dar clases de música en el Instituto Musical de Helsinki. Afortunadamente, el gobierno de su país acordó concederle en 1897 una pensión vitalicia de 3.000 marcos anuales que le proporcionó cierta holgura económica, al menos durante los primeros años.
Tras el estreno en 1898 de la obra teatral Kung Kristian II de Adolf Paul, cuya música incidental compuso Sibelius, le surgieron ofertas para publicar su obra tanto en su país como en Alemania, donde firmó un contrato con la prestigiosa editorial Breitkopf. En julio de 1900 realizó una exitosa gira por Europa (Escandinavia, Alemania, Holanda y Francia) que le sirvió para adquirir fama y prestigio en estos países. A pesar de los logros musicales obtenidos, Sibelius continuaba bebiendo hasta extremos preocupantes; su esposa Aino decidió adquirir una casa de campo en el bosque de Järvenpää y así alejar al compositor de la vida urbana de Helsinki. En septiembre de 1904 se trasladó junto a su mujer y sus cuatro hijas a la nueva vivienda, llamada Ainola, en la que residió durante el resto de su vida.Al año siguiente logró publicar su obra en la editorial Schlesinger de Berlín, propiedad de Robert Lienau. Firmó con él un contrato en el que se comprometía a entregar varios trabajos por año. El primero que vio la luz en la editorial fue Pélleas y Mélisande, una partitura de música incidental. También en 1905 se produjo su primer viaje a Inglaterra, donde dirigió varias de sus obras y adquirió gran popularidad. Siguió componiendo y en 1907 terminó su Tercera Sinfonía en Do mayor, una obra más recatada que sus dos sinfonías anteriores. Ese mismo año coincidió en Helsinki con Gustav Mahler, y pudo conversar con él sobre temas musicales.
Tras el nacimiento de sus dos últimas hijas, en 1908 y 1911 respectivamente, Sibelius se sumió en una crisis personal y económica en la que el alcohol se convirtió en su compañero inseparable. En este período se produjo su acercamiento a la música de cámara, que queda reflejado en su Cuarteto en Re Menor de 1909 y en obras vocales como las Ocho canciones op. 57 basadas en textos del escritor sueco Ernst Josephson o las Diez piezas para piano op. 58.En 1909 y de nuevo en 1912 volvió a Inglaterra. Allí seguía siendo un compositor admirado, mientras que en Europa central comenzaba a haber opiniones que lo relegaban a un segundo plano, ya que habían surgido grandes figuras de la música como Debussy o Schoenberg que planteaban propuestas estilísticas más avanzadas. Su Cuarta sinfonía fue un fracaso de público en Alemania y Francia, pero él continuó explorando el lenguaje compositivo que venía realizando hasta el momento, resistiéndose a adoptar las tendencias musicales del resto de Europa. En 1914 tuvo lugar un acontecimiento importante para su carrera musical: realizó un viaje a los Estados Unidos de América invitado por el también compositor Horatio Parker. Allí estrenó su poema sinfónico Las Oceánidas, compuesto por encargo del Festival de Música de Norfolk, y recibió un doctorado honorífico que le concedió la prestigiosa Universidad de Yale.Una vez de vuelta en Finlandia acabó de escribir la Quinta Sinfonía en Mi bemol, que revisó meticulosamente hasta darla por terminada en 1919. En 1921 rechazó el puesto de director de la Eastman School of Music de Estados Unidos que le fue ofrecido y, lamentablemente, continuó bebiendo en exceso hasta el punto de llegar a dirigir ebrio su Sexta Sinfonía en un concierto celebrado en Göteborg (Suecia) durante la primavera de 1923. Al año siguiente concluyó su Séptima sinfonía, una obra maestra del género escrita en un solo movimiento; y en 1926, por encargo de la Sociedad Filarmónica de Nueva York, acabó el poema sinfónico Tapiola, basado en un personaje mitológico finés llamado Tapio.Tras la citada obra, Sibelius se sumió en una depresión que le impidió componer grandes obras. Su octava sinfonía, en la que aparentemente trabajaba hacia 1933, nunca llegó a ver la luz. El 20 de septiembre de 1957 falleció debido a una hemorragia cerebral. El Museo Sibelius de Turku conserva diversos materiales sobre la vida y obra del compositor finlandés, así como la biblioteca de la Universidad de Helsinki, que guarda un gran número de manuscritos y esbozos de sus obras.
La obra de Sibelius bebe directamente de la gran epopeya literaria de su país, el Kalevala, cuyos textos y motivos rítmicos le sirvieron como material para su música. Su obra destila amor por la naturaleza, es algo sombría y armónicamente conservadora, si bien emplea en ella acordes convencionales con gran libertad. En la década de 1890 compuso tres poemas sinfónicos de tintes nacionalistas: Finlandia, El cisne de Tuonela y En Saga. Este último utiliza el tema principal de un octeto de cuerda compuesto cuando era estudiante y creó gran controversia tras su estreno en Berlín en 1902. A pesar de la influencia de la música popular finesa en la obra de Sibelius, no es fácil hallar en sus composiciones melodías folclóricas reconocibles. La huella de compositores como el noruego Edvard Grieg, el ruso Borodin o el mismo Tchaikovski se escucha en sus primeras partituras.

A partir de su estancia en Viena, centró su interés en la música orquestal, campo en el que desarrolló su talento con mayor facilidad. La primera de sus siete sinfonías fue publicada en 1899 y la última en 1924. Desde la publicación de Tapiola al año siguiente, el compositor finés no volvió a realizar una obra de envergadura. A pesar de ello, continuó siendo un compositor reconocido en su país. Su Primera sinfonía en Mi menor (1899) mezcla su propio estilo con ciertos tintes románticos procedentes de Tchaikovski. La Segunda, compuesta en 1902 en la tonalidad de Re mayor, contiene resonancias folclóricas especialmente en la parte final, y en ella aparecen ya los motivos melódicos breves tan característicos del estilo de Sibelius. Sus sinfonías tercera y cuarta están escritas en un lenguaje que combina el modernismo con lo clásico y fue a partir de su Cuarta sinfonía (1911) cuando decidió alejarse en cierta manera de las estructuras musicales dependientes de la música tradicional. Fruto de estos avances es su Quinta Sinfonía en Mi bemol mayor, de carácter triunfalista y majestuoso. La obra fue revisada en varias ocasiones y su versión definitiva data de 1919.
Su penúltima sinfonía, la Sexta (1923), posee rasgos claramente finlandeses y un temperamento pastoral y meditativo. Está compuesta en cuatro movimientos y en ella encontramos escalas modales como la Doria. Pero sin duda, la Séptima sinfonía (1924) es su obra más ambiciosa. Escrita en un solo movimiento, en ella Sibelius logra una gran expresividad a través de un desarrollo sinfónico sin interrupciones. Su Concierto para violín en Re menor es una de las obras que más popularidad le dio, y que continuó interpretándose a menudo aún cuando su figura había caído en cierto olvido debido al interés que despertaba en Europa la música de vanguardia. En él trató de fundir el virtuosismo propio de una obra para instrumento solista con la profundidad carente de ostentación por la que se caracterizaba su música. El concierto fue revisado en diversas ocasiones con la minuciosidad propia de Sibelius, hasta que en octubre de 1905 se estrenó en Berlín bajo la batuta de Richard Strauss.
Además de su interés por la música sinfónica, también dedicó parte de su tiempo a la creación de obras vocales. Escribió canciones para soprano con textos en sueco, con frecuencia interpretadas por la cantante finlandesa Ida Ekman. Algunos ejemplos de este tipo de obras son sus Siete Canciones de Runeberg op. 13, publicadas en 1892 y basadas en textos del poeta finés Johan Ludvig Runeberg, o sus canciones de los op. 36, 37 y 38. El lenguaje musical de Sibelius ha influido en la obra de algunos compositores británicos del siglo XX como Ralph Vaughan Williams, además de servir de inspiración para el movimiento minimalista, integrado por compositores como Philip Glass o Steve Reich. (*)
(*)1 extr tex. Integr. de Biografias y Vidas. / Archivos de cds material


Muchas gracias a todos.


KARL