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miércoles, 23 de mayo de 2012

Guillaume Dufay, Misa Se la Face ay Pale


Guillaume Dufay, Misa Se la Face ay Pale


Diabolus In Musica





Guillaume Dufay tuvo el privilegio de ser testigo de un tiempo histórico excepcional. Músico, diplomático, clérigo humanista, viajero incansable, su obra ejemplifica a la perfección los cambios y los miedos de una Europa en crisis y la transición musical de los siglos del último gótico, la que discurre entre los maestros franceses del Ars Nova y la figura sublime de Josquin Desprez.
Si la producción profana de Dufay deslumbra por la infinita melancolía de alguna de sus chansons, reflejos íntimos de una época que irremediablemente llegaba a su fin, su música sacra nos aproxima a la imagen triunfal de la Iglesia humanista que surgió tras el Concilio de Costanza. Por ello, muchas de sus obras fueron escritas con la finalidad de solemnizar algunos de los acontecimientos religiosos más destacados de la primera mitad del siglo XV (el conocido motete Nuper rosarum flores, por ejemplo, sería compuesto en 1436 para la consagración de la cúpula brunelleschiana de la catedral de Florencia).

La misa Se la face ay pale, que debe su nombre a la canción homónima escrita también por Dufay en su juventud, responde, sin embargo, a pretensiones mucho más modestas. Datada entre 1452 y 1458, durante su tercer viaje a las tierras del Norte de Italia, sirvió originalmente para atender a las necesidades litúrgicas de la capilla palaciega de los Duques de Saboya, una familia de mecenas de la más alta nobleza italiana a la que Dufay ya había servido con anterioridad.

La grabación que nos propone de esta obra el conjunto Diabolus in Musica exalta las virtudes de Dufay como compositor de música destinada al culto divino y pone de manifiesto la enorme capacidad del autor para dotar a los textos sagrados de una fuerza expresiva única. Partiendo de criterios musicológicos rigurosos, y con la intención de mostrarnos las sólidas estructuras polifónicas de la misa en su estado más puro, Antoine Guerber opta por ofrecernos una interpretación a cappella con voces únicamente masculinas de claras reminiscencias mediterráneas que resuenan poderosas, al igual que hace cinco siglos y medio, en las bóvedas góticas de la colegiata de Champeaux. Y los resultados, admirables.

Muchas gracias a todos.

*** 1 Fuentes: DIVERDI