Marc-Antoine Charpentier ... Oeuvres pour le Port-Royal ... (Capella Ricercar)
Baroque , 1CD , FLAC , EAC , LOG+CUE , 298 MB
Bernard Focroulle, Orgue
Benoît Mernier, Orgue (Dixit Dominus, Laudate Dominum, Stabat Mater)
Greta De Reyghere, Melle du Fresnoy (I), Soprano
Isabelle Poulenard, Mère de Ste-Agathe (II), Soprano
Jill Feldman, Mère de St-Bernard (III), Soprano
Ludwig Van Gyseghem, Le Célébrant, Tenor
Capella Ricercar
Liesbeth Hermans, Diane Verdoodt, Katelijne Van Laethem - Sopranos
Betty Van Den Berghe - Soprano solo dans le Credo
Lieve Van Den Berghe, Nele Minten - Altos
CD
02. Introït - Après un petit prélude
03. Introït - Me expectaverunt peccatores
04. Kyrie - L'Orgue joue le 1er couplet
05. Kyrie - Kyrie eleison
06. Kyrie - L'Orgue joue un couplet
07. Kyrie - Christie eleison
08. Kyrie - L'Orgue joue
09. Kyrie - Kyrie eleison
10. Kyrie - L'Orgue joue pour finir
11. Gloria - Le célébrant entone
12. Gloria - Après un petit prélude
13. Gloria - Et in terra pax hominibus
14. Gloria - Amen pour l'orgue
15. Graduel - Adjuvabit eam Deus
16. Credo - Le célébrant entone
17. Credo - Un petit prélude
18. Credo - Patrem omnipotentem
19. Offertoire - Diffusa est gratia
20. Sanctus - L'orgue joue devant
21. Sanctus - Sanctus
22. O clementissime domine Jesu
23. Benedictus - Benedictus
24. Benedictus - Ici se joue l'élévation
25. Agnus Dei - L'orgue joue devant
26. Agnus Dei - Agnus Dei
27. Agnus Dei - L'orgue joue le 3ème
28. Communion - Feci judicium
29. Communion - Deo gratias pour l'orgue
30. Dixit Dominus pour le Port Royal
31. Laudate Dominum pour le Port Royal
32. Stabat Mater pour les religieuses
Total time: 01:07
Musica para los conventos de Charpentier
En la decada de 1680, algunos conventos de religiosas como el de Port-Royal de París, y la Abbaye-aux-Bois, solicitaron obras a Charpentier. El primero, una Misa y varios motetes (Pange lingua, Magnificat, Dixit Dominus, Laudate Dominum); el segundo, las Lecturas de Tinieblas (Leçons de Ténèbres), acompañadas de responsos. En el siglo XVII, el Oficio de Tinieblas (**1) Como en muchos otros géneros, Charpentier fue el único compositor francés de su época que nos ha legado un elevado número de Lecturas de Tinieblas. En sus primeras Lecturas, de una a tres voces, Charpentier desarrolla un estilo específicamente francés, heredado del aria de corte, muy ornamentada, manteniéndose sin embargo fiel al tonus lamentationum gregoriano y añadiéndole la riqueza de su armonía. Las Lecturas más tardías se desentienden de ese tipo de escritura y adoptan la del pequeño motete concertante con instrumentos.
A la muerte de Mademoiselle de Guisa, ocurrida en 1688, Charpentier es contratado por los jesuitas en dos de sus instituciones parisinas y llega a ser maestro de música del colegio de Louis-le-Grand, en la calle Saint-Jacques, y luego de la iglesia de Saint-Louis, en la calle Saint-Antoine. En su Catalogue de livres de musique, Brossard explica la decisión de los jesuitas afirmando que Charpentier había sido “considerado siempre, según el gusto de todos los verdaderos conocedores, el músico moderno más profundo y sabio. Eso fue, sin duda, lo que hizo que los reverendos padres jesuitas de la calle de Saint-Antoine lo tomaran como maestro de música de su iglesia, uno de los puestos más brillantes en aquellas fechas”. Charpentier compuso durante diez años gran cantidad de obras que reflejan la extrema diversidad de las ceremonias jesuíticas: salmos, Magnificats, himnos y antífonas para las Vísperas, Misas, Lecturas de Tinieblas, motetes para la Virgen, los santos, el Santo Sacramento...
Desde el momento de la instalación de los jesuitas en Francia, a mediados del siglo XVI, y la fundación de sus primeros colegios, las representaciones teatrales escolares se integraron rápidamente en el programa educativo. Se trataba de piezas en latín sobre algún tema piadoso. Dentro de las tragedias se insertaron muy pronto intermedios bailados o cantados en francés. En efecto, ante el éxito conseguido por la ópera lullysta, el teatro jesuita se vio en el deber de estar también presente en ese ámbito. Así, los intermedios musicales fueron adquiriendo cada vez mayor amplitud, hasta el punto de constituir auténticas tragedias musicales. El ejemplo más acabado de esta evolución es el David et Jonathas del padre François Bretonneau y de Charpentier, representado el 28 de febrero de 1688, junto con la tragedia latina recitada sobre el mismo tema titulada Saül. Un año antes, exactamente el 10 de febrero de 1687, Charpentier había presentado otra pieza, Celse Martyr, cuya música se ha perdido. Por suerte, David et Jonathas ha llegado hasta nosotros gracias a una copia del bibliotecario del rey, Philidor el Viejo. David et Jonathas, al igual que la tragedia lírica, comprende un prólogo y cinco actos. Las proporciones de la obra permitieron a sus contemporáneos considerarla un auténtica “ópera”. Podríamos verla, incluso, como un reto al monopolio de la Académie royale que se aleja, al mismo tiempo, del modelo oficial interpretado en la corte por la originalidad de su concepción y su lenguaje: ausencia casi total de recitativos, renuncia a grandes efectos de tramoya, concentración del interés dramático en los personajes (importancia de los monólogos) y en su psicología, resaltada en especial por la expresividad y finura de la composición musical. David et Jonathas es una obra única en su género, composición maestra de un Charpentier genial y precioso testimonio del arte dramático musical jesuítico, del que quedan tan pocas huellas.
Hacia 1962-1963, Charpentier dio lecciones de composición a Felipe de Chartres, que pronto se convertiría en duque de Orleans y más tarde en regente, a la muerte de Luis XIV. Para perfeccionar su enseñanza, el músico le ofreció un pequeño tratado manuscrito titulado Règles de composition, donde se reseñan en particular las características de los modos : do mayor, “duro y guerrero”; do menor, “oscuro y triste”; re mayor, “alegre y muy belicoso”; re menor, “grave y devoto”, etc. El 4 de diciembre, a sus 50 años, Charpentier hizo representar en la Académie royale de musique su obra Médée, su única tragedia lírica, con libreto de Thomas Corneille. Si David et Jonathas se distanciaba del modelo de la tragedia lírica, Médée se adecúa al molde lullysta: un prólogo a la mayor gloria del rey, gran espacio para el recitativo, divertimentos obligados, como la escena de los infiernos del Acto III... Pero Charpentier dejó de recurrir a su escritura personal con una notable vena melódica, una orquesta colorista y una armonía rebuscada que llevó el drama a cimas de rara belleza (gran aria de Medea en el Acto III, muerte de Creusa), algo a lo que el público no estaba habituado. Así, tras algunas representaciones, la obra fue víctima de “las intrigas de los envidiosos e ignorantes”. Le Cerf de La Viéville calificó Médée de una “mala ópera”, mientras que Brossard la defendió afirmando que, “de entre todas las óperas, sin excepción, es aquélla en la que se pueden aprender más cosas esenciales para la buena composición”.
El 28 de junio de 1698 Charpentier fue nombrado maestro de música de los niños de la Sainte-Chapelle, puesto en el que permaneció hasta su muerte, ocurrida el 24 de febrero de 1704. Este último periodo es también el de sus obras maestras, como la Missa Assumpta est Maria, el oratorio Judicium Salomonis y el Motete para el ofertorio de la Messe Rouge, destinado a celebrar la apertura anual del Parlamento
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** 1/ El Oficio de Tinieblas es la ceremonia litúrgica que lleva a cabo la Iglesia Católica el Miércoles Santo al caer la tarde.
Se trata del mismo rezo de la Liturgia de las Horas (invitatorio, laudes, vísperas y completas) que se hace todos los días a la mañana, tarde y noche, pero lo hacen sacerdotes unificándolo para el Jueves y Viernes Santo en una oración realizada el Miércoles Santo al advenir la tarde; se adelanta al miércoles para que quien reza no falte al rezo a causa de los demás ritos de Semana Santa.
En este oficio todas las luces del templo han de estar apagadas y sobre el altar debe haber un tenebrario o candelero con 15 velas o cirios amarillos que representan a los 11 apóstoles que permanecieron tras la traición del Iscariote, las tres marías (María Salomé, María de Cleofás y María Magdalena) y a la Virgen María, en la persona de un cirio más destacado que los otros. Los cirios se van apagando uno tras otro tras cada salmo para que al final quede encendido sólo el cirio que más destaca al acercarse la muerte del Redentor (los apóstoles lo fueron abandonando y el templo va quedando en tinieblas, por eso el nombre del Oficio). Al llegar al último cirio, se canta el Miserere y el cirio se sitúa en la parte posterior al altar ocultándolo, simbolizando la entrada de Jesús en la sepultura y la permanencia de la Iglesia en espera de la Luz que surgirá en la Vigilia Pascual. Terminado el "Miserere" el clero y los fieles producen un ruido de carracas y matracas, que cesa dramáticamente al aparecer la luz del cirio oculto detrás del altar, para simular las convulsiones y trastornos naturales ("hasta las piedras hablaron") que sobrevinieron a la naturaleza al morir Jesucristo.
Este Oficio presenta todas las características de las exequias: salmos, antífonas y responsorios fúnebres y de lamentación, omitiendo todo tipo de himno o doxología, sin acompañamientos musicales y con el altar desnudo, las imágenes cubiertas y en una absoluta oscuridad, salvo los cirios. Pero también recuerda la Pasión y agonía del Señor. Cabe señalar que, al finalizar el Oficio no se da la bendición ni hay rito de despedida.
Plan du monastère de Port-Royal-des-Champs d'après une gravure de Magdeleine Hortemels
El convento de Port-Royal fue fundado en 1204, y su nombre está atestiguado desde 1216, pero llegó a la fama como sede de instrucción primera de la reforma de la disciplina cisterciense introducida en 1602 por la abadesa, Jacqueline Arnauld. La familia Arnauld dio al convento su protección y luego la dirección del mismo quedó en manos de sus miembros. En 1625 algunos religiosos crearon en París un nuevo convento denominado Port-Royal de Paris, con lo que el convento originario tomó el nombre de Port-Royal des Champs.
En los alrededores del convento se fundaron varias escuelas, conocidas con el nombre de Pequeñas escuelas de Port-Royal. En 1634 Jean Duvergier de Hauranne, abad de Saint-Cyran fue nombrado director espiritual de la comunidad; había sido amigo de Cornelio Jansen, conocido como Jansenio y a partir de este momento los conventos y las escuelas de Port-Royal se adhirieron estrechamente a la corriente teológica del jansenismo.
La atmósfera de estudios intensos y de religiosidad que se daba en los conventos jansenistas atrajo a personalidades de la vida cultural de la época. Jean Racine visitaba a menudo Port-Royal y Blaise Pascal lo defendió contra los jesuitas en la época de las controversias. Además, algunas personas de la corte mostraron su apoyo, como el duque de Luynes o el duque de Liancourt. También miembros de la familia Arnauld llegaron a puestos importantes durante este período, como Simon Arnauld de Pomponne, que fue ministro de Luis XIV.
Tras la controversia jansenista en el ámbito católico, las escuelas de Port-Royan fueron acusadas de herejía. En 1679 el monasterio recibió la orden de no aceptar nuevas novicias, lo cual lo condenaba a la extinción. El monasterio fue suprimido por la bula del papa Clemente XII en 1708 y las religiosas que quedaban fueron expulsados por la fuerza el año siguiente. Finalmente el edificio fue demolido en 1710 y el lugar quedó como parte de la propiedad del convento de Port Royal de París. (*3)
VEAMOS TAMBIÉN
*** Extr de:
*** 1 /
**** 2. Extr: TodOpera, MARC-ANTONIE CHARPENTIER, Texto trad. de J. L. Aristu /
*** 3 /
Muchas gracias a todos.
KARL
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